domingo, 11 de julio de 2010

PRÁCTICA HOSPITALARIA (Claudio Morales Pérez)

Día 1:
En mi práctica clínica, se me designó asistir al servicio de Nefrología. Para ser sincero, al llegar al lugar, me sentí muy mal recibido, ya que con suerte se nos saludó, para luego tener que esperar algunos minutos sin nada que hacer.
Al rato, la enfermera designada para evaluarnos, nos anunció que seríamos guiados por la enfermera interna (que ya estaba terminando su práctica). A decir verdad, me sorprendió gratamente su desempeño, puesto que realizaba GRAN PARTE de las labores del servicio (o al menos eso era lo que yo percibía, puede que me equivoque). Por otra parte, su predisposición para con nosotros, era muy grata. Siempre con una sonrisa y amabilidad que, al menos a mi, me daba ánimos nuevamente para continuar con la práctica en el hospital.
Este primer día, tuvimos uno de los casos más interesantes dentro de los cuatro días de práctica. El caso era de un paciente que tenía cáncer rectal y que había sido derivado desde un centro de oncología. Pudimos observar que el caballero tenía una vía central (a la altura de la arteria subclavia), una nefrostomía (en espera de una segunda) y también una colostomía. En el momento que nosotros fuimos, debían hacerle limpieza de la colostomía, de la nefrostomía y de una herida a raíz del cáncer rectal. A decir verdad, en momentos era un poco impactante, pero a la vez sentía que estaba captando nueva información de todo eso. Fue muy emocionante el poder estar con un paciente desde el primero momento.
Luego de todo ésto, se nos hizo revisar algunas fichas médicas, de diversos pacientes.


Día 2:
En este segundo día llegamos a la hora y tuvimos que esperar sin respuesta durante unos 15-20 minutos, fuera del servicio de enfermería de Nefrología. Durante este día, no se nos presentó ningún caso importante. Fuimos a hacer visitas a distintos pacientes, conversamos con ellos y también acompañamos a la enfermera interna a hacer algunas tomas de muestra de sangre, para diversos exámenes. Luego de ésto, Alejandra (la practicante), nos llevó a conocer el servicio completo. Pudimos ver la zona donde los pacientes se realizan la diálisis (ambulatorios u hospitalizados).
Posteriormente, se nos llevó a conocer a pacientes que estaban con prohibición de contacto, ya que tenían alguna bacteria a nivel de piel, la cual era contagiosa, por lo cual para cualquier tipo de procedimiento, era necesario que las enfermeras o doctores, utilizaran una pechera especial y guantes.


Día 3:
Este tercer día no fue la excepción, y tuvimos que esperar un buen rato para que nos tomaran en cuenta. Luego de la espera, llegó la enfermera interna, la cual había estado ocupada con algunos pacientes. Alejandra nos explicó que ese día le ayudaríamos a hacer un conteo de los insumos con los que contaba el servicio de enfermería del lugar, puesto que era muy habitual que se perdiera mucho dinero a partir del extravío de éstos. Nos comentó que ella ideó un sistema para intentar aminorar estas pérdidas y que por tanto, iba a precisar nuestra ayuda. Hicimos un inventario de todo lo que había en el lugar, desde jeringas hasta sondas Folley.
Cuando terminamos con lo anterior, fuimos a hacer visita a pacientes ya conocidos. Por ejemplo, vimos a don Hugo, el caballero del primer día, el cual se veía en buen estado, pero no con mucho ánimo. A decir verdad, me generaba un poco de nostalgia verlo, puesto que era un señor de edad avanzada y, aunque se veía estable, pensaba que su pronóstico no era de los mejores, por todo lo que implicaba su hospitalización.
Antes de finalizar la práctica de ese día, Alejandra nos orientó un poco acerca de los tipos de punciones y la forma en que se realizaban.


Día 4:
Para este último día, Alejandra nos solicitó que nos preparáramos en lo que es toma de presión arterial, para así practicar entre nosotros.
Al llegar, fuimos recibidos por la enfermera encargada y la practicante. Luego de eso, fuimos con Alejandra a una sala aparte, a tomarnos la presión entre nosotros y ver algunos pacientes. Don Hugo había sido trasladado a otro lugar, pero según nos informaron seguía estable.
Estuve con mis compañeros algo así como media hora o quizás un poco más, tomándonos la presión. Creo que nos sirvió de mucho para corregir algunos errores que teníamos, aunque debo decir que el equipo (esfingomanómetro) no estaba en las mejores condiciones.
Posteriormente, la enfermera interna fue avisada de que debía instalar una sonda Folley en un paciente que no podía orinar. Ella nos dijo que la acompañáramos y eso hicimos. Al llegar a la sala, habían dos señoritas haciendo aseo en la zona genital del paciente, mientras otra le afeitaba la cara. Alejandra se acercó a él y le consultó si le molestaba que viéramos, a lo que el paciente respondió muy gratamente que no tenía problemas y que era muy importante que nosotros aprendiéramos.
Vimos todo el procedimiento de la instalación de la sonda, el cual es un poco chocante, por lo traumático que puede llegar a ser para el paciente (que mostraba un poco de malestar en su cara).
Posterior a ésto, fuimos al servicio de enfermería, donde estaba la enfermera encargada. Como ya era hora de irnos, agradecimos a Alejandra y la enfermera Mary (encargada) por todos los conocimientos prácticos proporcionados.


Conclusión:
Puedo decir que, aunque no fue todo lo que esperaba de la práctica hospitalaria (porque no tenemos mayor participación), fue muy gratificante, puesto que pudimos compartir con pacientes y tener un poco de roce con lo que es el mundo hospitalario. Nos sirve como preparación para lo que se nos viene.
Agradezco la oportunidad que se nos da y espero que para las próximas generaciones, haya mayor preparación por parte de la gente que nos recibe, ya que aunque es entendible que ellos están ocupados con su trabajo, también deben saber que nosotros estamos utilizando tiempo valioso en algo que para nosotros es importante.



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